Seis años le ha llevado a José Luis Ortiz Nuevo reconstruir la vida de Enrique Morente durante el periodo (1969-1976) de su consolidación como cantaor bajo el convencimiento de que el flamenco debía buscar nuevas perspectivas desde la tradición y abrirse a otros caminos. «El cante no puede quedarse monumentalizado, fosilizado, en la seguiriya de Manuel Torre. O crece o muere», escribía José G. Ladrón de Guevara al hilo de este Morente ya revolucionario que vislumbraba cantes en los versos de Miguel Hernández. Así, es el nacimiento de la arriesgada heterodoxia morentiana lo que se celebra en esta primera entrega de Libro de Morente, el reto más ambicioso de los enfrentados por el Poeta de Archidona, pues Ortiz Nuevo no solo se contenta aquí con documentar y ahuyentar de tópicos, mentiras y lugares comunes aquellos años irrepetibles de juventud compartida con el cantaor granadino. Igualmente, revoluciona sus anteriores memorias flamencas —en las que se dejara poseer por los recuerdos de Pepe el de la Matrona, Enrique el Cojo, Tía Anica…— abriendo su escrito a una sentida autobiografía en forma de diálogo con el amigo desaparecido antes de tiempo. Puede que, simplemente, porque ya no quede más «viejo superviviente» que él mismo, ni mejor manera de recordar que entablando conversación con lo que perdura y resiste.