Una cinta rosa atada en una pata avisa a Marte cada día de que hay algo importante que no debe olvidar. Intentando recordar el significado de la cinta rosa, cada día Marte visita a sus amigos para ver si hay alguno que le pueda ayudar a desentrañar el misterio. Todos lo reciben con alegría y lo invitan a comer, pero nadie parece saber qué se esconde tras la cinta. O tal vez sí, pues es justamente la cinta rosa la que ayuda a Marte a emprender el nuevo día con la alegría de quien tiene un objetivo por delante y un montón de amigos con quien compartirlo. Una entrañable historia sobre la memoria, la amistad y el sentido de la vida.

Los habitantes de lo alto de la montaña viven felices en su pueblo, donde gozan del sol y del aire fresquito; piensan que su pueblo es el mejor de todos. También los vecinos de la población al pie de la montaña están orgullosos de su pueblo, disfrutan del río que bordea sus casas y de los cultivos que este hace posibles; están convencidos de que su pueblo es el mejor de todos. Los dos pueblos se preparan para celebrar sus respectivas fiestas, pero un incidente durante las mismas los lleva a un enfrentamiento absurdo de proporciones bélicas.

Niño caníbal, como el resto de su alegre tribu, está siempre atento para ver a quién le puede hincar el diente. A priori, nadie está a salvo de esta voraz pero simpática gente, acostumbrada a resolver sus problemas en la mesa; ni el vendedor ambulante, ni el perro, ni los alumnos que desafinan, ni tampoco —¡ay, qué pesar!— la mamá.