LA obra poética de José María Velázquez- Gaztelu ha evolucionado con una pausada y metódica coherencia. Su brevedad -sólo cuatro libros publicados en casi medio siglo- tiene mucho que ver con su rigor, con la paulatina capacidad indagatoria con que ha ido decantándose el lenguaje. Del entramado introspectivo de sus dos primeros poemarios -La ceniza y Ritos-, se llega a ese luminoso sondeo en la memoria que se estabiliza en Los límites del desierto. Y ahí ya se prevé este Viajes de la eternidad, cuyos elementos reflexivos y narrativos generan una construcción verbal de seductora lucidez. Velázquez-Gaztelu asume en este nuevo libro una modélica concepción de los vínculos entre la experiencia vivida y su equivalencia textual. Una muy valiosa contribución, en suma, a la actual coyuntura de la poesía española.
J. M. CABALLERO BONALD