Una apuesta de tanta contundencia política como estética, donde la dislocación y la proliferación de los testimonios no sólo revientan las formas lineales de la percepción, sino que parecen poner de nuevo en pie a esas generaciones de víctimas y luchadoras. Un logro que no sería posible sin la ternura de su mirada y la profunda emoción con la que escucha, relee y engarza en su voz la de sus semejantes.