En Un cuarto
propio, Virginia Wolf imagina que Shakespeare tuvo una hermana. Una hermana
igualmente talentosa, igualmente genial, pero cuyo legado es radicalmente
diferente. Esta mujer imaginaria jamás escribe una palabra y termina por
suicidarse, dejando su genio inexpresado. Si tan sólo hubiese encontrado los
medios para crear, especula Virginia Wolf, hubiese alcanzado las mismas cimas
que su inmortal hermano. En este ensayo ya clásico, Virginia Wolf la emprende
contra el establishment, utilizando sus extraordinarias dotes como escritora
para diseccionar el mundo que la rodea y para dar voz a aquellas que no la
tienen.