T.S. Eliot (1888-1965) sigue siendo reconocido como uno de los grandes poetas del siglo XX. Deslumbró con sus primeros poemarios (Prufrock y otras observaciones, Poemas) y revolucionó la misma noción de poesía con La tierra baldía, bandera de las vanguardias. Como crítico y editor, priorizó la objetividad y la impersonalidad artísticas, contribuyendo a forjar los gustos y percepciones estéticas de su tiempo. A partir de su adhesión al anglocatolicismo y durante las décadas convulsas que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial, evolucionó hacia lo que podríamos denominar «mística moderna» (Miércoles de ceniza, Cuatro cuartetos). Hacia el final de su carrera, deseoso de dar una mayor repercusión social a su poesía, la trasladó a los escenarios.
Interesado en el teatro desde siempre, Eliot se entregó a su nueva faceta de dramaturgo con humildad, pero con la aspiración de acuñar una poesía dramática genuinamente moderna para un público contemporáneo. Su teatro en verso tuvo un éxito considerable durante las décadas de los treinta y los cuarenta, con obras como La piedra (publicada ahora, en su versión completa, por primera vez en español), Asesinato en la catedral, Reunión familiar o El cóctel. En los cincuenta siguieron dos comedias (El secretario particular y Un político venerable) que confirmaban la apuesta de Eliot por un teatro comercial.
La obra dramática de Eliot transita, sin perder la coherencia de una visión del mundo crítica y trascendente, por terrenos tan distintos como la recreación histórica, la evocación del teatro clásico, la comedia de salón y la farsa. Las nuevas traducciones, introducciones y notas de esta edición la reivindican en su singularidad, variedad y capacidad de sorprender. El teatro de Eliot, injustamente olvidado, representa la continuación de la imaginación poética y el compromiso moral de un poeta imprescindible que se volvió «hombre de teatro» en una época de transformaciones fascinantes en las artes escénicas, en un período fronterizo de transición de lo moderno a lo posmoderno.