Este libro tiene por eje la figura de Isolina Pumar, campesina anciana con la que Araúxo mantuvo una larga relación de amistad, de aprendizaje y de trabajo rural. A partir de las innumerables conversaciones que sostuvo con ella y de las fotografías tomadas durante este periodo, el autor armó una serie de textos híbridos que participan del collage y del estudio antropológico.