Un viaje kamikaze lleva a la cronista Gabriela Wiener a infiltrarse en cárceles limeñas, exponerse a intercambios sexuales en clubs de swingers, transitar los oscuros senderos del Bois de Boulogne parisino para convivir con travestis y putas, someterse a un complicado proceso de donación de óvulos, participar en un ritual de ingestión de ayahuasca en la selva amazónica o a colarse en las alcobas de superestrellas del porno como Nacho Vidal. Todo con una única finalidad: conseguir la exclusiva más ególatra, el titular más sabroso y la noticia más delirante. Afortunadamente, esta joven heroína del gonzo más extremo sale indemne y puede contarlo, y lo hace con una mordacidad y una clarividencia digna de los mejores maestros de los años dorados del Nuevo Periodismo. Un recorrido temerario y trepidante por el lado más salvaje del periodismo narrativo.
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Gabriela Wiener parece haberse convencido de que ser periodista consiste en ser Ulises y Homero a la vez: el encargado de naufragar en pos de una cada vez más lejana Itaca y el encargado de narrarlo unidos en la misma persona. El resultado de esa unión es este libro fascinante.
Juan Bonilla
El libro cautiva porque su protagonista cautiva. Hay que ser una persona especial para escribir sexografías.
Javier Calvo
Gabriela Wiener se pasea por los mundos del sexo como una antropóloga curiosa que visita un planeta de alienígenas: observadora, detallista, divertida, aguda y atinada traductora del disparate de la vida.
Rosa Montero
Lea este libro en la intimidad, con su pareja o con otros adultos previo consentimiento. Léalo usando protección y sin descuidar los jugueteos preliminares. Pero léalo. Gabriela Wiener nunca ha decepcionado a sus lascivos, lujuriosos e insaciables lectores.
Santiago Roncagliolo
Gabriela nos revela en estas crónicas inteligentes, lúcidas y divertidas todo un mundo fascinante porque no tiene miedo a revelarse. Pasen y descubran por qué esta peruana se ha convertido en uno de los referentes imprescindibles de la crónica hispanoamericana actual.
Edmundo Paz-Soldán
La lectura de Sexografías nos produce la perversa pero nada culposa alegría de habernos cruzado con una suerte de Marco Polo hembra y X-Rated. Sólo que en el caso de esta implacable y arriesgada y sabia y llena de gracia viajera y cronista que es Gabriela Wiener, todo parece ser -y es- rigurosamente cierto y verdadero y real.
Abandonad -vale la pena hacerlo- todo pudor al entrar y penetrar aquí: Wiener pone el cuerpo y las palabras; pongan ustedes las manos para sostener y tocar lo que escribe, los ojos para mirarla leyéndola y, más que bien acompañados, gocen de una de las voces -literal y literariamente- más sexys de los últimos tiempos.
Rodrigo Fresán