Sexo, o lo Insoportable (2014), adopta la forma de una conversación entre Berlant y Edelman que evoluciona a lo largo de sus capítulos. El sexo es para esta autora y autor un lugar desde el que explorar “la escena de la relacionalidad” centrándose en la “negatividad que puede hacerla tan perturbadora”. El sexo es así una metáfora del deshacer: a través de su intensa relación con el otro, la “soberanía fantasmática del sujeto” se desintegra, el yo (temporalmente) se disipa. Exploran sus implicaciones a través de un diálogo que les compromete a lidiar con la negatividad, la no soberanía y la relación social no sólo como conceptos abstractos, sino también como la sustancia y la condición de nuestras respuestas –y nuestras responsabilidades– mutuas. Pero, además, ofrecen un relato intenso y muy perspicaz de las interacciones entre dos sujetos que quizá podría aplicarse fructíferamente a la comprensión de los encuentros en las organizaciones militantes. Muestran algunas de las complejidades de la relacionalidad: es violenta, placentera, productiva, un escenario de fantasía y desconocimiento, todo esto y más.