Ambientada en la fastuosa y decadente Venecia de la segunda mitad del siglo XVIII, una ciudad que se aferra desesperadamente al exceso y al oropel para intentar olvidar su condición de enferma terminal, «Serenísimo asesinato» nos propone el enigma de las sucesivas viudedades de Alvise Lanzi, que se acumulan a lo largo de los años sin que nadie sepa determinar a ciencia cierta si esas muertes son a causa de alguna extraña dolencia o si, detrás de tanta desgracia, hay en realidad un plan y una mano firme e implacable que lo ejecuta. «No busquéis y seguro que encontraréis», nos aconseja irónicamente Wittkop.
Narrada con una sofisticación y una sangre fría hipnóticas, «Serenísimo asesinato» hace de Venecia un intrincado tablero de ajedrez, un tortuoso laberinto de mascaradas y delaciones donde el Carnaval, ya perpetuo, se asemeja cada vez más a la danza de la muerte.