Las vidas de los santos son un compendio de tópicos recurrentes, falsedades históricas, exageraciones hasta lo cómico y peripecias inverosímiles. Y mucha truculencia como recurso infalible para excitar la veneración a los santos, que tan enormes beneficios económicos ha reportado a la Iglesia.
En el San Toral aparecen figuras bíblicas de un Antiguo Testamento de sangre y violencia, mártires de vidas folletinescas que acaban casi siempre sin cabeza, pirados masoquistas o tipos tétricos que echan a la hoguera libros, lectores o autores, según. También impostores, lunáticos delirantes, monjas marimandonas que asustan hasta a las ratas del convento y niños santitos de un misticismo morboso.
Hay lugar para todo. Tal vez a alguien le parecerán cosas disparatadas, pero son los hechos de los santos, que no me atrevo a calificarlos de verídicos pero sí tal y como los cuentan los textos de la Santa Madre.
Eso sí, adobados con un poco de ironía, un componente, por cierto, muy interesante, porque los inteligentes lo entienden y los zopencos se ofenden.
También sus milagros. Los hay mayores (parar el Sol y cosas así), menores (dejar paralítico a un hereje o resucitar a una gallina guisada) y en defensa propia (amansar a un león o desviar una flecha). Y el milagro supremo: convertir el agua en vino, que como milagro no está mal. Aunque el verdadero milagro ocurre cuando descubrieron la manera de convertir la fe en oro. En fin, cosas de santos.
Durante el año 2014, día tras día, apareció en mi muro de Facebook esta larga ristra de santos que componen este San Toral. La finalidad de esta obra no es otra que agradecer la fidelidad de sus feligreses digitales. Fue publicado en forma de fichero y en edición no venal en el año 2015. Ahora en una edición revisada, y en cierto modo enriquecida, Q-book lo vuelve a poner en circulación a petición –da algo de pudor decirlo– de su fidelísimo público.