Una novela corta de Balzac, Sarrasine, particularmente enigmática, cuya importancia había sido señalada por Georges Bataille, le permite a Roland Barthes llevar a cabo un proyecto largo tiempo acariciado: "hacer el análisis de un relato corto en su totalidad". El texto aparece aquí dividido en lexias (unidades de lectura), estratificado, radiografiado, "escuchado", en el sentido freudiano de la palabra. Dice el autor: "Lo que se indicará a través de estas articulaciones postizas será la traslación y la repetición de los significados. Al señalar sistemáticamente los significados de cada lexia no se pretende establecer la verdad del texto (su estructura profunda, estratégica), sino plural (aunque éste sea parsimonioso); por lo tanto, las unidades de sentido (las connotaciones), desgranadas por separado en cada lexia, no serán reagrupadas, provistas de un meta-sentido, tratando de darles una construcción final (solamente podrán reagruparse, en un anexo, aquellas secuencias cuya continuación haya podido perderse por el hilo texto-tutor). No se expondrá la crítica de un texto, o una crítica de este texto; se propondrá la materia semántica (dividida pero no distribuida) de varias críticas (psicológica, psicoanalítica, temática, histórica, estructural); luego cada una podrá (si le viene en gana) intervenir, hacer oír su voz, que escucha de una de las voces del texto. Lo que se busca es dibujar el espacio estereográfico de una escritura (que en este caso es una escritura clásica, legible)." Roland Barthes (Cherburgo, 1915) estudió letras clásicas en la Sorbona. En los años 1948-50 fue lector en las Universidades de Bucarest y Alejandría. Entre las obras que integran su bibliografía, Siglo XXI ha publicado: El grado cero de la escritura; Mitologías; Crítica y verdad; El placer del texto.