Este libro inclasificable no es solo un sumario razonado de notas y cartas escritas por suicidas. Es también una aproximación al pulso que late bajo la decisión extrema de quitarse la vida. Porque ninguna nota redactada antes de un suicidio consumado se escribe en balde.
Marc Caellas aplica el oído a la pared torácica de cada nota, como quien ausculta, para sondear el fondo humano de lo ahí escrito, sin juzgar, ni justificar, sin ensalzar. Y lo hace desde una perspectiva individual y social, poniendo de relieve la necesidad de conversar sobre el suicidio, en contraste con el tabú que aún hoy lo silencia tanto en el ámbito público como en el privado.
Si bien Simon Critchley dice que carecemos de lenguaje para hablar del suicidio, no hay duda de que hay un pensamiento, un deseo y, sobre todo, un dolor detrás de cada uno de estos gestos de despedida. Después, sí, nos quedamos sin palabras.