Mujeres que leían se podía haber titulado igualmente mujeres que cantaban, mujeres que pintaban, mujeres que tocaban el piano o mujeres que bailaban. Todas ellas, las mujeres que nos precedieron, tenían inquietudes, soñaban con ser algo más que aquello que el destino les había marcado. Es la historia de la madre de la autora, de las mujeres de su familia, pero podría ser también la misma historia de muchas que vivieron la posguerra, un tiempo difícil en el que apenas podían ser otra cosa que esposas y madres. Pero ellas guardaban un tesoro en su interior: una voz, un don, unas ganas de crear que en muchos casos escondieron dentro de sus casas y de sus corazones. Ella, la madre, logró hacer realidad uno de sus pequeños sueños, aunque fuera setenta años después.