Casi todas las preguntas que plantea la poesía de Francisco Alba (Barcelona, 1967) tienen que ver con la cada vez más indisimulada medicridad del mundo que nos rodea. Lucido y melancólico, inteligente y mordaz, Francisco Alba es dueño de una de las voces poéticas más singulares de los últimos años: una voz que bien pudiera ser la del abogado del diablo.