Ante la hambruna y la escasez de la pesca, todo un pueblo decide partir en expedición en busca del pez dorado y se aventura por el río Paraná. Comandados por la Mansa, recorren diferentes costas en las que intentan establecerse. Cuando la última esperanza parece agotarse, la voz de Mandarino, Cronista Mayor del Desamparo y Cartógrafo de una Sola Línea, cobra una fuerza inusitada que permite ver futuro a pesar del frío y del desasosiego. Ezequiel Pérez se apropia de los tópicos característicos de las crónicas de indias para fundar un nuevo territorio y escribir un relato decididamente singular. Con una sintaxis trastocada que inventa una nueva lengua, se detiene en los vínculos que se construyen hacia el interior de un grupo de personas que en apariencia solo comparten la búsqueda de un lugar donde asentarse y paliar las necesidades más básicas, mientras se reconocen en la belleza que habita en el paisaje.