«Nnu Ego se preguntaba en qué se había equivocado. La habían educado en la creencia de que los hijos la convertían a una en mujer. Había tenido hijos, nueve en total, y afortunadamente siete de ellos estaban vivos, cosa de la que no podían presumir muchas mujeres de esa época. La mayor parte de sus amigas y compañeras habían enterrado más hijos de los que conservaban vivos; su dios había sido misericordioso con ella. Pero, ¿cómo iba a saber que, cuando crecieran sus hijos, los valores de su país, de su pueblo y de su tribu cambiarían tan drásticamente, hasta el extremo de que fuera posible que una mujer con muchos hijos tuviera que afrontar una vejez en soledad y, quizás, una muerte miserable, como una mujer estéril?». En la narrativa de Buchi Emecheta y de sus contemporáneas, como la ghanesa Ama Ata Aidoo y la senegalesa Ken Bugul, la experiencia de la maternidad y la exploración de la figura de la madre se convierten en un aspecto central que permite reconocer el papel fundamental de las mujeres en la transformación histórica de las sociedades africanas desde la colonización hasta la actualidad. Del