¿Cómo nos relacionamos con la idea de progreso, de crecimiento, de autorrealización? Podría decirse que buena parte de las disputas, ilusiones, inquietudes y vacilaciones, que agujerean a los personajes de estas cinco ficciones de Lucía Carballal, oscilan, cada cual a su manera, entre el imperativo de prosperar –ya sea en el ámbito personal, social o profesional– y el deseo, a veces la frustración, de quedarse atrás, fuera de este presente siempre tan veloz, en continuo movimiento. «Late algo prodigioso en la semilla de estas obras, en el reto que Lucía Carballal nos propone y que aceptamos: el realismo se toma como punto de partida, pero siempre ocurre algo sorprendente –muchas veces casi inverosímil, otras tan solo inesperado– que lo quiebra. Aquí la verosimilitud no se derrumba, el pacto con quien mira –y escucha, y lee– se mantiene, y esta confianza –estos cimientos fortísimos– se debe a los personajes: tienen tanta piel que no te queda otra que creerles, confiar en la manera en la que tropiezan, tenderles la mano para que se incorporen [...]. Y en estas piezas todo resulta trascendente, todo importa, en varios sentidos: nada se deja al azar, cualquier detalle se ajusta en armonía –incluso de texto en texto: qué reveladora la lectura página a página, el paseo de una historia a otra, misma ciudad de muchos personajes–». Elena Medel