La obra evidencia cómo la heterosexualidad, más que una práctica sexual, es un régimen político que afecta a casi todas las relaciones sociales, incluyendo las concepciones que históricamente han definido las naciones latinoamericanas. Tomando la constitución colombiana de 1991, Curiel analiza su contenido, ligando los discursos jurídicos, la heterosexualidad y la construcción de la nación, desde los aportes del lesbianismo feminista como corriente teórico-política del feminismo. Con ello propone una Antropología de la Dominación, consistente en desvelar las formas, maneras, estrategias y discursos que van definiendo a ciertos grupos sociales como 'otros' y 'otras' desde lugares de dominación. Curiel retoma aquí la antropología política y los aportes de Gramsci sobre la hegemonía, para analizar la heterosexualidad como un régimen político. Profundizando en las concepciones sobre mujer, familia, parentesco y nacionalidad, entre otras, Ochy muestra cómo este régimen está contenido en los discursos jurídicos, por lo que, si bien su contexto es Colombia, los análisis de este libro pueden ser aplicados a la may