Hablar de la experiencia sociológica, no de meros experimentos, sólo se puede entender reconociéndole al sujeto la singularidad de su perspectiva. Para François Dubet, profesor de sociología en la Universidad Bordeaux-II y director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, se trata de considerar los últimos cuarenta años de una disciplina cuyos límites conoce, y establecer "síntesis provisionales", conforme él revisa la bibliografía o sus experiencias de trabajo.
Si es cierto que la sociología no puede obviar su vocación intelectual y científica, tampoco puede obliterar la subjetividad de quienes contestan a ese llamado. Eso mismo pretende reivindicar el autor que no ofrece un sistema acabado, pero sí una serie de instantáneas marcadas por un entorno histórico y por su biografía profesional.
Es precisamente cuando el rigor metodológico nos enseña a mirar hacia los fenómenos sociales - ya sean el movimiento estudiantil y obrero de mayo del 68, la exclusión social y los motines, tensiones en la escuela o injusticias en el trabajo -, que la sociología ya no puede ignorar la subjetividad de la mirada.
Pensador crítico de la justicia social, Dubet nos ofrece ahora la suya, modesta y experimentada: «si hay algo duro en este oficio, eso es la libertad misma de la que goza y que le obliga a sacar de sí mismo el deseo de trabajar a cambio de un reconocimiento bastante aleatorio».