Uno de los problemas que ha ocupado una atención significativa en la agenda político-criminal y en la legislación de la última década es el de la peligrosidad criminal. Aunque no se pueda decir que se trate de un tema propiamente nuevo, su regreso al centro de atención en virtud de diversos instrumentos jurídicos ha evidenciado, entre otras cuestiones, el carácter insatisfactorio del bagaje histórico-conceptual que subyace a la idea de peligrosidad. Con el fin de contribuir a paliar estas carencias, esta obra aborda una reconstrucción histórica del proceso de formación de la noción de peligrosidad criminal. En este sentido, y tratando de llevar el debate algo más allá de la remisión clásica al positivismo criminológico, el estudio analiza la idea de peligrosidad criminal mediante tres grandes dimensiones o vertientes. A través de las asociaciones del discurso de peligrosidad con la pobreza, con la "anormalidad" y con la disidencia política respectivamente, se examinan los factores económicos, políticos, jurídicos, sociales y culturales que han contribuido a la construcción de ciertas clases de individuos y grupos como un peligro para los demás. El análisis de cada una de estas dimensiones desemboca en una imagen específica del delincuente peligroso contemporáneo, que se refleja en el reincidente, el criminal violento-sexual y el terrorista. Este trabajo pone de manifiesto la necesidad de expandir los límites de la reflexión sobre la "peligrosidad criminal" desde la identidad del "peligroso" a las condiciones que determinan su selección.