Desde 1972 aproximadamente -sostiene Harvey-, se ha operado una metamorfosis en las prácticas culturales y económico políticas.
Esta metamorfosis está ligada al surgimiento de nuevas formas dominantes de experimentar el espacio y el tiempo.
Aunque la simultaneidad no constituye, en las dimensiones cambiantes del tiempo y el espacio, una prueba de conexión necesaria o causal, pueden aducirse sólidos fundamentos a priori para abonar la afirmación según la cual existe alguna relación necesaria entre la aparición de las formas culturales posmodernistas, el surgimiento de modos más flexibles de acumulación del capital y un nuevo giro en la «comprensión espacio-temporal» de la organización del capitalismo.
Pero estos cambios, cotejados con las reglas elementales de la acumulación capitalista, aparecen más como desplazamientos en la apariencia superficial que como signos del surgimiento de una sociedad íntegramente poscapitalista, o hasta posindustrial.
«Arrollador. El más brillante estudio sobre la posmodernidad», afirmó Terry Eagleton. «Probablemente lo mejor que se ha escrito sobre las relaciones entre las transformaciones económicas y las culturales» (Financial Times)