“La literatura carece de hermosura salvo que tenga por lecho el mundo. Y creo asimismo que mi identidad, mis problemas no son siquiera abordables ni resolubles ni para mí mismo ni para los demás salvo que los ponga bajo el ángulo de la desmesura del Mundo todo y del objeto que esta desmesura propondrá en adelante a la literatura. Solo en virtud de esta nueva concepción del objeto literario podremos, me parece, escapar de las caducas firmezas, de las trasnochadas clausuras, de todo lo que nos ha venido encauzando, de todo lo que nos ha impulsado a tratar –nosotros países, países concretos, reales, y nosotros, intelectuales, y artistas, escritores y poetas del Sur– de liberarnos en nombre de los mismos principios que se nos habían impuesto, sin que nunca los hubiéramos sometido a revisión. Revisar los principios significa luchar y soñar. No creo que soñar y luchar sean cosas contradictorias.”
Édouard Glissant