La revolución rusa, iniciada en enero de 1905, sorprende a Rosa Luxemburgo en Alemania. Durante todo este año Rosa Luxemburgo se dedica a hacer comprender a los socialistas alemanes el significado de aquellos acontecimientos revolucionarios. A finales del mismo se traslada a Varsovia para participar directamente, junto a sus camaradas de la socialdemocracia polaca, en la revolución que se disponía a acabar con el Imperio zarista.
Fruto de esta experiencia es el presente libro, en el que elabora su doctrina de la huelga de masas. Para Rosa Luxemburgo la huelga, experimentada en una escala gigantesca en esta primera revolución rusa, tenía el mérito indiscutible de llenar el vacío teórico que el fracaso de la Comuna de París y la crítica de Engels al insurreccionalismo habían creado en la concepción revolucionaria. Para ella la huelga de masas no es una simple «táctica» que debe ser utilizada por el proletariado para defender sus conquistas, sino, por el contrario, un elemento central de la «estrategia revolucionaria». Así, Luxemburgo preconiza lo que denomina una «estrategia de derrocamiento» basada en la práctica de la huelga de masas.