Leticia Herrera comparte en este libro sus vivencias con una fuerza y una rudeza que nos arrastra desde su infancia a su incorporación al Frente Sandinista. Para vencer ideológica y militarmente a una tiranía consolidada y a una clase gobernante corrupta, pero astuta y truculenta, había que formar heroínas y héroes. Leticia nos habla de esas mujeres y de esos hombres capaces de aquel sobrehumano esfuerzo; que sacrificaron incluso sus vidas y las vidas de sus seres queridos cuando fue necesario. Pero también nos cuenta con absoluta claridad y franqueza las desviaciones, el autoritarismo, el oportunismo de muchos dirigentes; habla de sus mezquindades y sus prejuicios machistas. Nos confirma a través de su testimonio que las revoluciones triunfantes no suelen ser vuelos rectilíneos y puros, sino procesos atormentados, contradictorios y azarosos en los que, junto a los más altos ideales, se infiltran pasiones y tendencias de toda índole. Walter Antillon, del prólogo del libro
"Yo no fui a pasear a Nicaragua; fui a luchar contra la dictadura de los Somoza. Sigo creyendo en las posibilidades del ser humano de transformar su realidad social, con lucha, con trabajo, con resistencia, con actitud consciente y crítica, con articulación de ideas transformadas en acciones, con organización y con el respeto a las distintas y variadas formas de lucha que escojan los seres humanos. Yo no niego ninguna forma de lucha. Yo sé que la lucha armada es una forma terrible, que algunos tuvimos que escoger porque se cerraron otras opciones en su momento". Leticia Herrera