Las incertidumbres y la confusión de la era Internet retan a una explicación pedagógica de los cambios que trae consigo la digitación general de la cultura y las comunicaciones, además de enmarcarla en un contexto doble de globalización y de impactos territoriales. Los cambios no dejan intacta nuestra noción de cultura ni sus estructuras comunitarias, sociales y económicas, hoy en crisis, y tensionan también las identidades, especialmente las minoritarias.
Afrontar sus retos obliga a unas políticas culturales y comunicativas de nuevo tipo. Para formularlas se revisan los criterios clásicos de la política cultural, se actualiza el concepto de servicio público, se detectan sus tendencias y herramientas, se escrutan críticamente normativas -las de la propiedad intelectual y de las comunicaciones, especialmente- y se propone una nueva agenda para la política cultural, audiovisual y de Internet. Una agenda más apta a la era ya abierta, la era digital o de Sociedad del Conocimiento.