La propuesta de Mieli, ilustrada en el libro y experimentada personalmente con extrema coherencia, es una utopía para ser vivida, partiendo del supuesto de que la liberación del eros en sus formas desatendidas y reprimidas es el único antídoto serio contra el dominio mortífero de la normalidad y el capitalismo. Se trata, dice Mieli, de abrir una brecha en la psique mutilada por la dictadura de la normalidad para dejar emerger la transexualidad enterrada en cada uno de nosotros, «el hermafroditismo original y profundo de cada individuo». Este trabajo de liberación es la base de un camino de disolución y recomposición de la identidad humana que pretende alcanzar una nueva subjetividad andrógina y pansexual. Temas de este tipo, también queridos por cierta ciencia ficción, hacen de Mieli un precursor de muchos estudios y reflexiones posteriores que, a partir de los años ochenta, pusieron en juego las categorías de la sexualidad en nombre de una visión creativa de los conceptos de género, orientación e identidad sexual. La receta de Mieli era imposible, pero su horizonte de pensamiento sigue hoy, incluso más