«Fausto parecía hecho de aire. El mallot de seda, el último mallot del Tour le marcaba las costillas. Tenía las piernas aún brillantes de embrocación. Estaba tenso como un purasangre. Era el dominador del Tour.»
Después de veintitrés etapas y casi cinco mil kilómetros, al término del Tour de Francia de 1952, los aplausos del Parque de los Príncipes son todos para el maillot amarillo italiano, el dominador absoluto de la carrera: Fausto Coppi. Con el apoyo del equipo nacional en el que brillaban entre otros dos grandes del ciclismo italiano, Gino Bartali y Fiorenzo Magni, Coppi logró resistir a los ataques de los franceses, de los belgas y de los españoles y reponerse a una serie de desafortunados accidentes.
Mario Fossati fue testigo de aquella hazaña. Enviado por La Gazzetta dello Sport, siguió la carrera desde una motocicleta y recopiló información en los hoteles donde se alojaban sus protagonistas. En el libro narra el triunfo de Coppi día tras día como si fuera un guion cinematográfico.
Fossati no se limita a la descripción de las etapas sino que ofrece un retrato de todos sus protagonistas, analiza la rivalidad entre Coppi y Bartali, desvela las estrategias de Alfredo Binda, excampeón y capitán del equipo italiano, y recopila las palabras de Biagio Cavanna, el fisioterapeuta ciego, mentor de Coppi.
Con un estilo tan elegante y potente como una escapada del Campeonísimo, uno de los maestros del periodismo italiano nos devuelve aquel ciclismo heroico, el deporte por excelencia, en el que una entera generación se vio reflejada.