A los 70 años de su conclusión, el legado de destrucción de la Segunda Guerra Mundial nos sigue impresionando. Pero no ha evitado que desde 1945 no haya pasado un día sin guerra en alguna parte del mundo. En este sentido Mandel argumenta que la última guerra mundial no solucionó nada, y Traverso añade en el prólogo que muy poco se ha hecho por contextualizar históricamente la gran «guerra civil europea» que se extendió de 1914 a 1945. Ahí, el libro de Mandel representa una labor única al combinar un riguroso análisis de los hechos militares y las estructuras socioeconómicas con una evaluación global del significado de la Segunda Guerra Mundial en la historia del capitalismo y de la civilización occidental.