¿Qué significa, desde el punto de vista filosófico, musical e histórico, hablar de la música en términos de «obras»? Lydia Goehr propone de forma elegante y persuasiva una respuesta, describiendo cómo el concepto de obra musical cristalizó plenamente en torno a 1800, y posteriormente definió las normas, expectativas y pautas de comportamiento que han llegado a caracterizar la práctica de la música clásica. En el contexto de un relato filosófico más general sobre el auge y la decadencia de los conceptos y los ideales, y de sus funciones normativas, Goehr aborda también los debates entre directores de orquesta, intérpretes de música antigua y músicos de vanguardia. Este libro es una de las principales contribuciones al campo de la filosofía de la música en los últimos cincuenta años. La presente edición revisada incluye un nuevo ensayo introductorio de la autora y un provocador prólogo de Richard Taruskin.