Carlos Torrero da voz al mudo, jugando con las palabras y sus silencios, con lo que dice la poesía y lo que hay detrás de cada intención poética. En esta obra, el autor presta su voz poética a un protagonista sin lengua que se apoya en el lenguaje para narrar lo que ve a su alrededor, indagando con una mirada curiosa, ágil, inquieta. Profundizando en los detalles, cavando. ¿No es ese acaso el oficio del poeta? En un mundo enfermo de vértigo, ruido y charlatanería, son pocos los que tienen palabra, y menos los que se detienen a extrañar su belleza y dignidad. Pero el mudo de Fisher Town sabe que la palabra importa. Casi tanto como el silencio. Las escenas de la vida cotidiana se mezclan en la narración del mudo con ensoñaciones poéticas en las que van interpretando pequeños papeles las referencias literarias y vitales de Torrero, las palabras que importan y tejen nuestra biografía y los creadores que ponen palabras a aquello que no nos atrevemos a nombrar. Afirma Isaac Páez en el prólogo del libro que "El mudo de Fisher Town es, además, un poema que ahonda en la reflexión de lo que somos, en los patrones cul