Tanto gobiernos nacionales y locales como el sector privado han querido ver en la innovación social un instrumento de mejora del bienestar de la ciudadanía. Sin embargo, los ciudadanos no siempre esperan que los gobiernos les faciliten soluciones a sus problemas y se han organizado para buscar respuestas a sus necesidades individuales y colectivas. El desempleo o el trabajo precario, la vivienda, la sanidad, la pobreza o los problemas medioambientales y, en general, la merma de derechos políticos y sociales han fomentado las innovación social entre distintos colectivos ciudadanos, buscando también transformar las políticas de bienestar local y promover una mayor justicia e inclusión social.