Reflexiones autobiográficas, caprichos surrealistas, experimentos dramáticos, píldoras de humor absurdo, incursiones extraterrestres, desacatos a toda lógica narrativa o drásticos tratados acerca de la metodología psiquiátrica a raíz de la esquizofrenia de su madre. De tono y temática surtida, estas historietas cortas que Chester Brown dibujó entre 1980 y 1995 (seleccionadas por él mismo para esta antología) están emparentadas con el espíritu del cómic underground pero terminan por cuajar en una voz tan original y con tantos niveles de significado que rechazan de pleno cualquier clasificación.
El hombrecito, además de una estimulante lectura a sorbos, es el testimonio directo de la construcción de un estilo, el de Chester Brown, que hoy se encuentra entre los más carismáticos del cómic contemporáneo.