Herta Müller se inventa una nueva forma de narrar: en un lenguaje condensado al máximo compone, con fragmentos de palabras e imágenes ensamblados con una técnica asombrosa y un gusto exquisito, escenas inquietantes que oscilan entre realidad y surrealismo. Poco a poco se descifra aquí una historia de humillación, angustia y añoranza. Los poemas-collages de El funcionario dijo "cuentan", con mordacidad irónica y dulzura empática, la llegada de una refugiada a un país de acogida y su degradación por el aparato burocrático.