Tras años de mentiras, escándalos y adicciones, Daniel regresa a la casa familiar y lanza una frase que hará que el pasado común se derrumbe. La frase, terrible si es verdadera, impugna la memoria compartida y obliga a los hermanos a reparar un agravio cruel. Pero ¿y si nada de lo que cuenta el hijo pródigo fuera cierto?, ¿y si no fuera más que una estrategia para apoderarse de lo que no le corresponde? ¿Quién decide la realidad de las cosas? ¿Dónde reside el pasado? ¿Cuál es su sustancia, quién es su dueño? ¿Puede una víctima, a través de su testimonio, construir una realidad que nunca existió? ¿Quién se atreverá a negar su palabra, cuando no hay otra evidencia que un dolor indemostrable?