«Es nuestro propósito denunciar el curso perverso de una política ciega que nos conduce al desastre. Es el de enunciar una vía política de salvación pública. Es el de anunciar una nueva esperanza.»
Tras proclamar en¡Indignaos! y ¡Comprometeos! la necesidad de dar un paso adelante si queremos cambiar aquello que no nos gusta de nuestra realidad social y política, Stéphane Hessel se alía aquí con uno de los grandes intelectuales europeos del siglo xx, el ?lósofo Edgar Morin, para ir aún más allá en su llamada a la movilización cívica. Hessel y Morin apelan aquí a la imaginación y a la exigencia ciudadana para devolverle un horizonte al siglo en que vivimos, un porvenir a nuestro planeta y una esperanza a todos aquellos a los que hoy en día se les ha negado.
Lo hacen a través de propuestas concretas, como la creación de un gobierno mundial, la revitalización de la solidaridad mediante la creación de Casas de Fraternidad, el desarrollo de una economía plural que favorezca a las pequeñas y medianas empresas e impulse un nuevo modelo de consumo, la implementación de una reforma laboral basada en los principios de la racionalidad y la democratización de la enseñanza, en la que es necesario, reclaman, que cobren mayor importancia las humanidades.
A una sola voz, Hessel y Morin pregonan «una política del desear vivir y del revivir que nos arranque de una apatía y una resignación mortales».