La fiesta de aniversario que Marco y la Chamuca celebran en su casa de
ciudad de México se ve alterada cuando llegan dos invitados inesperados,
la pareja de una amiga, que resulta ser un policía, y otro amigo que viene
huyendo y les pide refugio. Al día siguiente se enteran, mientras han
ido al trabajo, que están en una lista como sospechosos de un atentado.
Trazan un plan: Marco irá a ver a su tío rico, que vive en una ciudad del
interior, con el pretexto de conseguir dinero para una inversión, que no
es sino una estafa; la Chamuca, por su parte, se esconderá en la casa de
su familia a la espera del aviso que la ponga en camino al hotel Aurora
en la Playa de la Media Luna, donde los enamorados se reencontrarán a
esperar a que las aguas vuelvan a su cauce.
Lo que no podía esperar Marco era la presencia de sus primos, que
van detrás de la herencia del tío, en un juego en el que la verdad es la
primera víctima de todas las relaciones que se entretejen entre ellos. En
un ambiente hostil, Marco intentará cumplir con el encargo aún a riesgo
de ser descubierto por la familia o por la policía.
Con su habitual ironía, Ibargüengoitia traza una narración donde la
intriga y los giros inesperados conducen a la ejecución de dos crímenes que
desnudan la condición humana en un relato en el que no hay inocentes.