«Hay unas pequeñas rosas rosadas sobre el escritorio. Qué extraña tristeza suelen desprender las rosas de otoño…»
«Por primera vez en semanas, estoy aquí sola, dispuesta a retomar mi vida “real”. Eso es lo extraño: que ni los amigos, ni siquiera los amores apasionados, son mi vida real, a menos que disponga de un tiempo a solas para explorar y descubrir cuanto está ocurriendo, o cuanto ya ha ocurrido».
May Sarton espera abrirse camino «entre las abruptas y rocosas profundidades para llegar al núcleo de la matriz, donde aún quedan iras y violencias no resueltas. Mi necesidad de estar a solas siempre está en contrapunto con el miedo a todo aquello que sucederá si de repente, una vez adentrada en el enorme y vacío silencio, no puedo encontrar apoyo alguno».
Sarton escribe con un riguroso sentido de la observación y una gran carga emocional sobre el mundo interior y exterior: las estaciones, la vida cotidiana, los libros, la gente, las ideas; y a medida que se detiene en todo ello, va conformando su viaje artístico y espiritual. En este libro nos encontramos más cerca que nunca de la esencia de su escritura.