El cerdo de la familia muere repentinamente y Yolanda, urgida por su abuela, parte en estampida para avisar a su padre. Una vez lo encuentra, comienza con él y con su hermano pequeño un breve viaje por un pueblo recién salido de una inundación. La trivialidad del motivo real del viaje —que el padre calla y Yolanda se esfuerza por adivinar— contrasta con la excepcionalidad que la niña encuentra en cada lugar, palabra y objeto que se tropieza en el camino, siempre cuesta abajo.
'Desentierro' evita infantilizar la experiencia de descubrimiento de su protagonista, llevando la acción al territorio de lo poético e intuitivo, pero sin renunciar al movimiento y suspense de la narración. La mirada de Yolanda nos entreabre la puerta a su particular visión de las relaciones familiares, la inocencia, la sexualidad, la muerte y la amistad. En definitiva, a su acceso al mundo adulto y a esas corrientes subterráneas que, con frecuencia, lo recorren: la violencia, el secreto, la culpa.