Contra producción, seducción. "De la seducción" es un libro "perverso" en el sentido de aquel que pervierte el orden de los términos.
Los grandes sistemas de producción e interpretación han excluido la seducción del campo conceptual, pues la seducción vela siempre por destruir el orden divino, venga este de la producción o del deseo, y sigue siendo para todas las ortodoxias el maleficio y el artificio, una magia negra que pervierte todas las realidades. La seducción no pertenece al orden de la naturaleza, sino al del signo y el ritual.
La seducción, estrategia de las apariencias, se sitúa más allá de todo movimiento que piense que es posible subvertir los sistemas por sus infraestructuras.
"La seducción es más fuerte que el poder porque es un proceso irreversible, mientras que el poder se quiere reversible, como el valor, y, como él, acumulativo e inmortal".