De una manera clara y fundada reflejamos los movimientos espirituales en Dante y que están en la alborada del Renacimiento; movimientos que pertenecen no sólo a la filosofía antigua -como el platonismo y el aristotelismo-, sino también a las últimas etapas de la filosofía medieval -como el averroísmo latino de Siger de Brabante, la Escuela de Chartres o la filosofía de santo Tomás de Aquino-.
Cabe además destacar la magnífica reconstrucción de la filosofía política de Dante que Gilson ofrece en torno al libro de la Monarquía. Los sucesivos intentos de interpretar a Dante con meras claves teológicas, filosóficas o filológicas -u otras que puedan sobrevenir- son trabajados por Gilson y reconducidos a las fuentes originarias de Dante como poeta, cuya estructura simbólica es descrita y fundamentada por Gilson con admirable maestría.