La noción de sociabilidad remite en la historiografía a la aptitud de los hombres y de las mujeres para relacionarse en colectivos más o menos estables, más o menos numerosos, y a las formas, ámbitos y manifestaciones de vida colectiva que se estructuran con este objetivo. Una noción amplia pero indudablemente fecunda en la encrucijada de la antropología cultural, la etnología de la vida cotidiana, la sociología del ocio y la historia social y política y que supone pues multiplicidad de espacios y de formas. "Cultura, ocio, identidades" ofrece una serie de estudios sintéticos, del siglo XIX al XX, de varios espacios de sociabilidad (sea formal o informal, burguesa o popular, masculina o femenina...): ateneos, casinos, coros, clubes deportivos, logias masónicas, tabernas y burdeles.