En los grandes momentos de su historia, los pueblos formulan proyectos siempre adelantados sobre las exigencias inmediatas de su época. Hace ciento cincuenta años, el Manifiesto comunista vislumbraba la necesidad de rebasar al capitalismo, entonces en plena juventud. Hoy en día la madurez de las contracciones producidas por ese sistema pone a la orden del día el deterioro de la ley del valor. Por ello la afirmación del mercado como regulador exclusivo de la gestión social no debe tener porvenir. Más allá de las tímidas respuestas posmodernas al desafío, que legitiman la sumisión a las exigencias del momento inmediato, Samir Amin propone aquí una moderna lectura del Manifiesto.