Un cadáver yace sobre la alfombra de una habitación cerrada. Cuatro personajes (una anciana, un costurero chino, una joven andrógina y un lobero irlandés) concurren en torno a él. Ha habido un crimen, queda ahora una incógnita. Las claves que podrían despejarla son la materia que compone Ciencias ocultas, una novela negra de esquema conceptual, al tiempo que una historia de terror con naturaleza muerta. Gracias a un artefacto calibrado con enorme talento para inducir al lector a una lectura hipnótica, la obra de Wilson hace de la descripción una forma genuina de la acción, revelando de paso el poder de las palabras para alterar toda certeza. Barroca, subyugante, metafísica, Ciencias ocultas juega con el tiempo de la lectura y de los acontecimientos, acelera y desacelera, perfila incesantemente una idea para después trastocarla, nos cautiva y, finalmente, nos recompensa. En la senda de su monumental Leñador y con más de un guiño a grandes obras y géneros de la literatura universal, Wilson se afirma en Ciencias ocultas como un autor de excepción en la narrativa latinoamericana actual.