Este libro no parte de una provocación sino de un análisis minucioso y sin miedo al escándalo. Perniola subraya hábilmente un componente esencial de la rebelión sesentayochista, uno que enlaza con movimientos anarquistas ya presentes a finales del siglo XIX: el desprecio por los intelectuales. El sabio es el enemigo del pueblo. Una idea que animó también a la Gran revolución de Mao. Y a las pequeñas revoluciones posrománticas en Europa. A Babeuf, a Lautréamont, a Rimbaud, a Debord, a Warhol… ¡y a Berlusconi!
No es difícil encontrar en él esa voluntad de poder, ese triunfalismo insensato, esa determinación extrema a desestabilizar a toda la sociedad que invadió 1968. Fin del trabajo y de la familia, desescolarización, destrucción de la universidad, desregulación de la sexualidad, contracultura, descrédito de la experiencia médica y colapso de las estructuras sanitarias, hostilidad hacia las instituciones judiciales consideradas represivas, vitalismo juvenil, triunfo de la comunicación, olvido de la historia y presentismo espontáneo, todo esto ahora se ha hecho realidad.