Había sido Hélène, en el campo de concentración que ambos habían compartido durante la Guerra, la que le había abierto las puertas del marxismo.
A su regreso a la Francia liberada, Althusser le presentó a Guitton a su mentora con estas palabras: ""le voy a presentar a la persona que ha tenido el papel más importante en mi vida. Se llama Hélène. Es ella quien me ha permitido convertirme en ateo y comunista. Le abandono para siempre maestro, porque a partir de ahora profesaré lo contrario a lo que usted me ha enseñado. Ni Pascal ni Bergson, sino Karl Marx