Un hombre vive y pinta en una caravana cerca del río Sandá, justo en el borde de uno de los raros bosques de Islandia. Solo le importa una cosa: pintar la verdad de los árboles que lo rodean. Esta obra, con un lenguaje impregnado por el paisaje, sigue el itinerario de una reflexión sobre el paso del tiempo, los fracasos personales, la contemplación y la soledad deseada.