Un puñado de anécdotas autobiofráficas que muestran a un Trondheim íntimo, tierno, a veces irritante. Cómodo en su doble papel de autor y personaje, se divierte forzando la identificación de uno y otro, y crea un divertido hipocondríaco patoso en la línea de Woody Allen.

Bludzee es un gatito negro de ojos azules. Vive solo en un apartamento desde que su dueño desapareció. Es un superviviente. Sus escasas cajas de croquetas, su cuenta de Facebook y un martillo musical serán sus únicos aliados en un mundo lleno de peligros e idiotas. Bludzee también es el proyecto innovador de Lewis Trondheim: la primera serie de tiras de cómic diseñada para medio digital y disponible en 19 idiomas. Llega el primer tomo en versión papel de esta odisea felina. Bludzee es un gatito. Es más mono... y tiene varios problemas: no tiene comida, intentan matarle (a menudo), le ha abandonado su madre, le busca la policía, le modifica genéticamente un rayo láser, tiene que aprender a ser un asesino profesional, y un largo etcétera. Como buen gato adora las galletas y las siestas, pero odia las moscas... En un año, 365 planchas publicadas en línea recopiladas al fin en papel.

Bludzee es un gatito negro de ojos azules. En el primer libro de sus aventuras, descubríamos que vivía solo en un apartamento desde que su dueño desapareció, y que tenía varias preocupaciones mayores: escasas cajas de croquetas, visita de policías y matones, secuelas psicológicas por haber sido abandonado por su madre, unas garras asesinas incontrolables y la inmensa idiotez de los demás. Este primer tomo le había dejado con pocas opciones de mejora, pero Bludzee tiene más recursos de lo que él mismo se imagina. Aún así, quizá no esté del todo preparado para lo que le espera en este segundo y último tomo... ¿Conseguirá usar sus garras?, ¿evitar el rayo laser?, ¿salir a la calle?, ¿cumplir con su destino?... Inútil de intentar adivinar lo que Lewis Trondheim ha ideado para Bludzee. Es imposible abarcar la imaginación de este creador imparable. El humor absurdo y el imprevisto son su especialidad. Un día, el prolífico autor se propusó un reto: colgar en línea una tira diaria de Bludzee durante un año. Ha sido superado con éxito y Dibbuks hoy permite tener las increíbles peripecias del gatito en libro físico, con una exclusiva sorpresa al final del segundo tomo. Y la guinda no es un pastel de croquetas...

Un puñado de anécdotas autobiográficas que muestran a un Trondheim íntimo e infantil, tierno, a veces irritante. Cómodo en su doble papel de autor y personaje, se divierte forzando la identificación de uno y otro, y crea un divertido hipocondríaco patoso en la línea del mejor Woody Allen.

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