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  • Ryan, Johnny

  • Juventud cabreada

    Tebeos
    Isbn: 9788478335862
    Editorial: Ediciones La Cúpula
    Colección: Víbora cómix. Novela gráfica
    Fecha: 10 / 2004
    Precio: 5.72 €
    Fuera de stock

  • Juventud cabreada

    Tebeos
    Isbn: 9788478336661
    Editorial: Ediciones La Cúpula
    Colección: Novela gráfica
    Fecha: 01 / 2005
    Precio: no disponible
    Fuera de stock

  • Pudridero 1

    Pudridero 1

    Tebeos
    Isbn: 9788493977221
    Editorial: Fulgencio Pimentel
    Colección: FONDO
    Fecha: 08 / 2012
    Precio: 20.00 €
    Fuera de stock

    La profundidad de este Pudridero es similar a la que se puede alcanzar al hundir las manos en un cadáver caliente y su efecto es el mismo: una reacción visceral de repulsión y fascinación morbosa. En esta novela gráfica que conjuga elementos del manga más grotesco con la ciencia ficción de vanguardia, Johnny Ryan se desboca por el camino de la pulsión adolescente hormonada e hiperviolenta dibujando un combate inacabable de lucha libre a muerte en un planeta yermo, un videojuego sangriento donde resulta difícil decidir si cada nuevo oponente es más peligroso o más repugnante. Ryan es, en definitiva, un niño jugando a las peleas con sus muñecos y quedándose con sus miembros mutilados entre las manos.
  • Pudridero Dos

    Pudridero Dos

    Tebeos
    Isbn: 9788493977269
    Editorial: Fulgencio Pimentel
    Colección: None
    Fecha: 03 / 2013
    Precio: 21.00 €
    Fuera de stock

    Ha llegado otro letal e implacable engendro al planeta de la deformidad y el excremento. Y anda buscando al Carantigua. El pudridero no es lo bastante grande para los dos, amigo. Ajeno a la aparición de su perseguidor, el protagonista de la saga empleará sus expeditivos métodos para escapar de las garras del Caligulón, una especie de engendro biomecánico que trata de controlar su mente... como si en la mente del Carantigua hubiera algo más que sed de sangre. La orgía de sangre y fluidos corporales alcanza cotas de manual quirúrgico, la tensión aumenta y comienza a atisbarse lo que podría ser una trama. Si en la primera parte de Pudridero ya asistíamos a un espectáculo alucinado de violencia y mal gusto sin sentido, Johnny Ryan (Boston, 1970) hace suyo en esta segunda parte el famoso precepto cinematográfico de empezar con un terremoto y a partir de ahí seguir subiendo la apuesta. El iconoclasta Ryan revisita el underground y la serie B de los 70s y los devuelve al terreno de la modernidad, despojándolos de socarronería posmoderna y situándolos en el lugar que les corresponde: el del derribo, el del espectáculo abisal y obsceno, hasta rayar lo intolerable.
  • Pudridero Tres

    Pudridero Tres

    Tebeos
    Isbn: 9788417617172
    Editorial: Fulgencio Pimentel
    Colección: TEBEOS
    Fecha: 09 / 2020
    Precio: 25.00 €
    Fuera de stock

    «Como lectores, asistimos a los acontecimientos como cuando se presencia un accidente: sabemos que es algo muy chungo, pero no podemos apartar los ojos», resumía Iván Galiano en Jot Down sobre Pudridero 1. Nuestro protagonista, Carantigua, fue arrojado por sus carceleros a una suerte de infierno futurista, un planeta yermo: un pudridero. La violencia más escatológica comenzó entonces y se desarrolló en algo parecido a una trama en la segunda entrega con la llegada de nuevos enemigos. La publicación de Pudridero confirmó la posibilidad del cómic underground en el siglo XXI; se convirtió en saga de culto, se hizo en torno a ella una exposición y levantó toda serie de análisis y lecturas, a pesar de ser una obra que apela más al estómago que al intelecto. Como escribió Pepo Pérez en un fantástico artículo, «se han hecho lecturas subliminales de Pudridero, preferentemente sexuales, buscando simbolismos coitales en determinadas formas, una alegoría erótica gay o incluso como metáfora de un posible canto a la autoaceptación. Llegados a este punto, y parafraseando a la Susan Sontag de "Contra la interpretación", nos cuesta resistirnos a interpretar las obras, y esto indica a menudo un deseo de reemplazarlas por alguna otra cosa, la mierda del autor por nuestra propia mierda (...). Sin embargo, como proponía también Sontag, "idealmente, es posible eludir a los intérpretes por otro camino: mediante la creación de obras de arte cuya superficie sea tan unificada y límpida, cuyo ímpetu sea tal, cuyo mensaje sea tan directo, que la obra pueda ser... lo que es"».