Lukács fue el más importante e influyente filósofo marxista del siglo XX. Entre sus obras más conocidas se encuentran Historia y consciencia de clase (1923) -la obra fundacional del llamado "marxismo occidental"-, El joven Hegel (1948), Goethe y su época (1950), Balzac y el realismo francés (1952), La novela histórica (1955), Contribuciones para una historia de la estética (1953) y los grandes tratados de vejez: La peculiaridad de lo estético (1963) y Para una ontología del ser social (1984-1986).
En el Testamento político el filósofo expone, pocos meses antes de morir, sus principales preocupaciones y expectativas acerca de la misión y las perspectivas del socialismo. El resto de escritos incluidos en este volumen incluye reflexiones sobre la función del filósofo y el papel del intelectual, así como consideraciones en torno a los consejos obreros y el ideal de democracia de la vida cotidiana, análisis y críticas de la ideología fascista, un arreglo de cuentas político y personal con el período estaliniano, e ideas vinculadas con la Ética que Lukács no llegó a escribir.
György Szegredi Lukács nació en Budapest el 13 de abril de 1885, en el seno de una familia perteneciente a la gran burguesía húngara. En 1906 se doctoró en ciencias políticas, y continuó sus estudios en Berlín y Heidelberg, donde estableció un contacto estrecho, entre otros, con Georg Simmel, Max Weber y Ernst Bloch. Ante el impacto de la Iª Guerra Mundial, ingresó, en 1919, en el Partido Comunista Húngaro, que se encontraba entonces en formación. En ese mismo año, se incorporó al Comité Central del Partido. Tras actuar como comisario del pueblo en educación y comisario político de la Quinta División Roja, Lukács vivió en Austria y Alemania. En 1933 emigró a Moscú. En 1944 ocupó la cátedra de Historia de la Cultura y de Estética en la Universidad de Budapest. A raíz de los ataques recibidos desde el estalinismo, se apartó, en 1951, de la actividad política, pero en 1956 apoyó el gobierno revolucionario de Imre Nagy y volvió a ingresar en el Comité Central. Cuando dicho gobierno fue derrocado, Lukács fue deportado a Rumanía; al regresar, en 1957, volvió a ocuparse de sus investigaciones estéticas y filosóficas, aunque sin dejar de formular significativas propuestas para la creación de un socialismo democrático y para la reconstrucción del marxismo. Murió en Budapest, el 11 de junio de 1971.